Las últimas expositoras fueron las integrantes de la Asociación de Lucha contra la Impunidad.
La comisión de Asuntos Constitucionales y Justicia concluyó con la ronda de consultas sobre la reforma del código procesal penal, en lo relativo a prisión preventiva. Con una abrumadora mayorÃa de expositores que expresaron su rechazo a los proyectos, legisladores y legisladoras deberán definir si emiten un despacho o dejan que el tema quede en stand by (alguien le dijo al presidente Mario Pilatti «cuando no queres que algo prospere, armá una comisión).
Las últimas oradoras convocadas a la Legislatura fueron las integrantes de la Asociación de Lucha contra la Impunidad, quienes se manifestaron a favor de la reforma.
«La modificación del artÃculo que pone las condiciones para dictar la prisión preventiva significa un avance muy grande en lo que respecta a los derechos de las vÃctimas, en particular, y a la seguridad y a la justicia que necesita la sociedad y que hoy está reclamando», aseguró MarÃa Jadra Paz, que asistió junto a MarÃa del Carmen Mella a la comisión. Y pidió: «que se terminen los privilegios para quienes matan y violan a nuestros niños.»
Esteban RodrÃguez Alzueta en el libro «Temor y control. La gestión de la inseguridad como forma de gobierno» abordó cómo la vÃctima tiene un «lugar central en las retóricas conservadoras» para legitimar polÃticas penales y penitenciarias más duras:
La vÃctima, en boca de estos prestidigitadores, se convierte en la mejor publicidad para actualizar los estándares punitivos autoritarios (…)  La vÃctima se encuentra en un lugar privilegiado: la opinión pública proyecta sus angustias sobre ella, se siente identificada con el dolor de la vÃctima (…) El dolor de la vÃctima crea una suerte de consenso espontáneo, lo que le pasó no divide posiciones. Nadie puede negar el dolor que siente un padre, una madre, un hermano, un amigo (…) El dolor es como una herida abierta, una pregunta sin responder. El tiempo de la vÃctima se ha perturbado, se encuentra fuera de sÃ. La vÃctima carga con el tiempo desquiciado, es alguien que reclama una revancha en los tribunales, que milita para que se completen las tareas que quedaron pendientes, para que el dolor sea restaurado con la cárcel.
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