Asistimos a la audiencia que duró más de 3 horas, aquí un escrito urgente con algunas observaciones.
Uno de los desafíos del juicio por jurados es incorporar a ciudadanos y ciudadanas a un rito y un lenguaje que les son ajenos por completo. Aquí nuestras impresiones desde la condición de periodistas que hemos observado muchos juicios con jueces profesionales.
El caso que se juzga es un homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de armas.
La jueza
María Antonieta Gagliano amagó con impedir la presencia de cámaras de fotos y filmadoras. Luego flexibilizó su postura, permitió registrar los alegatos de apertura. La única condición fue no tomar imágenes de las y los jurados.
Dio instrucciones generales a las y los ciudadanos (por ejemplo: «no lean ni escuchen medios, sólo les traerán confusión»), y en su carácter de conductora del debate intervino pocas veces.
La fiscalía
Pablo Vignaroli hizo una presentación clásica, la misma que podría haber hecho ante jueces profesionales.
Evitó los términos técnicos, exhibió gráficos, y le dejó en claro desde el comienzo al jurado: «mi obligación es lograr un veredicto de culpabilidad».
Las defensas
Juan Coto asiste a Denis Cardoso, acusado de partícipe necesario. En su alegato de apertura remarcó varias veces: «la fiscalía les dijo esto, pero lo que no les dijo es esto otro», procurando fijar los puntos débiles de la acusación.
Carlos Vaccaro se movió en la misma línea. Al igual que su colega remarcó que una cosa es el hecho y otra la autoría. Defiende a Daniel Landaeta, acusado de ser el autor material del homicidio, quien declaró que era inocente y ofreció una coartada.
Las y los jurados
El jurado está integrado por una empleada doméstica de 22 años, una comerciante que no dijo su edad, una estudiante de cine de 22 años, una modista de 70, dos amas de casa de 24 y 45 años; un jubilado de 70 años, un mecánico de 63, un peluquero de 53, un empleado de comercio de 44, un encargado de edificio de 54 y un empleado público de 29.
Se los vio atentos, más allá de algún bostezo ocasional con el paso de las horas.
Quizá programar diez testigos en una sola audiencia sea un número excesivo.
Les dieron elementos para tomar apuntes, pero casi ninguno lo hizo.
Lo distinto
Quizá el único punto distintivo de la primera audiencia fue el testimonio del hermano de la víctima.
Al relatar el hecho comenzó a llorar sin consuelo y nadie lo detuvo, ni le ofreció agua, o pasar a un cuarto intermedio, algo que sí se hace en forma habitual en los juicios ante jueces profesionales.
Por el rostro de algunos de las y los jurados, los conmovió. Cuánta influencia tendrá en el veredicto, se sabrá más adelante.
Desde la OFIJU se asistió en todo tiempo a los miembros del Jurado Popular, como así también a los testigos. Con respecto al hermano de la victima además de acercarle un vaso con agua, pañuelitos de papel, se lo invito en varias oportunidades a tomar asiento.
El trabajo de la Oficina Judicial, fundamental para la buena organización que tuvo el juicio, no lo consignamos en la evaluación porque nos enfocamos en el contenido de la audiencia, en el desempeño del tribunal y de las partes.
El bronce para los que implementaron el juicio de jurados en Neuquén. Lo pasado pisado.